viernes, 22 de julio de 2016

Sildavia

"No tengas miedo de perderte, no. El tiempo pasa tan despacio en Sildavia. No hay desiertos. No hay falsa pasión."
 
Este es el estribillo de la canción "Sildavia" con la que el grupo español La Unión abría su primer disco allá por el año 1984. Curiosamente, ya en aquellos tiempos, como en todas las épocas en realidad, detrás de lo aparente estaba el mensaje de consciencia para todo aquel que estuviera preparado, es decir, que tuviera ojos para verlo. En este caso que nos ocupa, la primera referencia se hace directamente al todavía origen de la mayoría de las acciones del ser humano, el miedo. Se nos invita a que no tengamos miedo de perdernos, ya que el paso ineludible para encontrarse es darte cuenta de que estás perdido. Cuando te haces consciente de que estás perdido empiezas a encontrarte, porque mientras esto no sea así, seguirás dando vueltas en un eterno ciclo sin fin ni principio, embaucado por las estructuras limitantes de una mente ansiosa de dominio que no deja escapar ni un sólo gramo de auténtica libertad de tu Ser esclavo. Es tu elección. Es respetable. Pero permaneces invadido por la perturbación de un falso control, de una vida pretendidamente ordenada que no tiene sentido, pues eso no es vivir.
 
La segunda mención se hace al tiempo. El instrumento rey que hace germinar en cada corazón la atadura invisible al reloj artificial de una escasez inventada. Un soberano que gobierna transgrediendo todos los ritmos habidos y por haber y te lleva a ser el súbdito anodino de tu propia existencia. Y aunque intentas rebelarte, el dinámico tic tac de la monotonía te hace prisionero y mueres en vida pensando que pierdes un tiempo que no existe.
 
A su vez, se nos invita a ir despacio. Así podrás observarte y acceder al reconocimiento de tu propio ritmo. Ese ritmo que marca tu auténtico devenir en lo absoluto, en lo creado, en lo que Es.
 
Por último, se nos dice que no hay desiertos ni falsa pasión. Somos un vergel donde se manifiesta la variedad del Uno. La vida se expresará gloriosa e infinita allá por donde decidamos encaminar nuestros pasos. Por tanto, atrevámonos a Vivir de una vez por todas. Entreguémonos al sentimiento pleno de vibrar en el Amor que somos. De este modo, compartiéndonos, amándonos, nuestra consciencia de eternidad se hará cada vez más presente y todos nuestros actos serán, por fin, el fruto verdadero e ilimitado de nuestra Esencia.
 
 

miércoles, 13 de julio de 2016

Maltrato

  Si investigamos en la raíz de esta palabra que nos da hoy título vemos que, básicamente, se compone de dos que se hacen una, el adjetivo "Mal" junto con el sustantivo "trato". Concentrándonos en esta última nos damos cuenta que el sinónimo de la misma es un acuerdo, lo que, a su vez, nos da directamente de bruces con la cuestión de que una situación de maltrato está acordada por los sujetos intervinientes en la misma. Por otro lado, el adjetivo "mal" nos califica el hecho como algo pernicioso, desagradable, que es preferible evitar.
 
  Reflexionando sobre ello enseguida se nos pueden plantear distintas cuestiones:
- ¿Cómo es posible que lleguemos a este tipo de trato-acuerdo?
- ¿Cuál puede ser el sentido del mismo?
- ¿Qué actitud se suele seguir y cual podría ser la más conveniente?
 
La rotunda y clara respuesta que está detrás de cualquier situación de este tipo es darte cuenta de la alarmante falta de amor que existe en tu Ser profundo. Ya seas el sujeto o el objeto de este mal trato es esa carencia grave de amor la que ha hecho que tu íntima divinidad tenga que hablar a gritos para que, de una vez por todas, te escuches, emerjas de las profundidades de tu inmenso ruido, y empieces a reconocerte. Has llegado hasta aquí porque has caminado ciego, te has empeñado tanto en no ver que no has aceptado ni los bastones ni los perros-guía que han ido surgiendo por el camino, cayendo finalmente, a plomo, al pozo oscuro de tus ignorancias. A partir de ahí, vas atrayendo la experiencia sin apenas darte cuenta, y cuando todos los actores estáis preparados, comienza la obra, cada uno se sitúa en su papel, y tú en el tuyo, el que hayas decidido experienciar para hacerte consciente, ya sea el de mal-tratador (sujeto) o el mal-tratado (objeto). El primer paso, ya que es lo que se está acostumbrado a hacer por la proyección-manifestación de los diferentes "daños colaterales" será huir, huir de nosotros mismos, que es lo que hasta ahora mejor sabíamos hacer. Pero, a medida que el brillo de la consciencia nos ilumine, el huir dejará de ser huir, para convertirse en apartarse, y desde ese apartado, desde ese recóndito lugar del corazón donde reina el silencio, descubriremos que el amor que creíamos que nos faltaba siempre había estado ahí, esperando, paciente y generoso, que tú, yo y todos, vibráramos en la natural frecuencia de una existencia que ha sido, y siempre será, una con nosotros.

viernes, 8 de julio de 2016

Patada a seguir

  Te crees preparado para la recepción cuando el esférico de la vida surca el aire dirigido a unos brazos que son su destino. Estos se encuentran abiertos esperando la llegada, añorando el dulce encuentro que confirma que la patada a seguir ha sido la correcta. Pero entonces, sin previo aviso, el esférico pasa de largo sin detenerse a mirarte siquiera. Resbala por el campo de juego de tus pensamientos establecidos y acaba por completo con cualquier estructura de defensa prefijada que tú te hubieras atrevido a plantear. Estabas fuera de juego, amigo, y la providencia, certera compañera de situaciones inverosímiles, te trae consigo los elementos precisos para que puedas replantearte la nueva jugada. Una jugada que admite todos los juegos en sí misma, nada excluyente, integradora, sanadora, completa. Todo sirve y todo vale en este nuevo partido. Es un partido infinito, fluido, libre de juicios, reproches, calificaciones, y lleno por completo de Amor. Aquí la patada es bienvenida, agradecida, venga como venga, por detrás, por delante, de soslayo o al instante. Y el esférico, ese esférico que parecía pasar de largo movido por el empuje de tus ignorancias, se reencuentra contigo regenerado por la calidad de las estrellas. Brilla, porque tú brillas, y va directo a la resolución del conflicto. Ese conflicto que creías desaparecido, pero que ,agarrado a las últimas hebras de desconfianza de tu Ser auténtico, se resistía a abandonarte, y escondido de tu presencia, esperaba la oportunidad para manifestarse. Finalmente, recuperado de tus ausencias, vuelves a ti, el esférico y tú sois lo mismo, y tu corazón, fundido con la vida, no puede hacer otra cosa que regocijarte.