Soy tonto de remate.
Doy, no veo quien tengo delante.
Lo hago sin condiciones,
en un acto de entrega al instante.
Y me dicen: Eres tonto,
¿no ves que está utilizándote?
Yo, cegado por el Amor,
todo lo veo brillante.
Hasta en el acto más oscuro
veo la luz mostrándose.
El aparente apagón
es una oportunidad de iluminarme.
Y yo, tonto de mí,
sigo dándome.