El ojo que todo lo ve
tiene los parpados cerrados,
y lo que tú crees conocer
es el sueño que estás soñando.
Hasta que no refresques tu memoria
para recordar lo que permanece vedado,
seguirás ciego sin remedio,
mirando con los ojos equivocados.
Un día te descubrirás
viéndote en todos lados,
los límites desaparecerán,
tu ignorancia se habrá marchado.
La felicidad será tu contraseña.
La generosidad tu apostolado.
Y donde antes había carencia
ahora habrá Amor ilimitado.
Tu ojo estará abierto.
Te fundirás con el Amado.
Y de una vez y para siempre
el sueño...
habrá terminado.