En un lugar perdido tras el horizonte de la ignorancia el sol de la sabiduría estaba dispuesto a salir y demostrar que sus rayos estaban allí para iluminarnos a todos. Ese lugar podría ser cualquiera. Tu pueblo, tu ciudad o quizás tu aldea, todos los lugares parecen ser iguales cuando los amaneceres desgastados por los juicios vanos de la inconsciencia dominan toda perspectiva de autoobservación. Es una oscuridad oblicua, latente, que lo puebla todo y que disfrazada con el traje de lo cotidiano se adueña de ti, de tu hermosura, de tu belleza, de tu creatividad, de lo que te hace ser único sin separarte de la Unidad. Así, sin apenas darnos cuenta, andamos todos apagados, con las luces de nuestro corazón en modo bajo consumo, buscando aspavientos para encender una llama que jamás se ha apagado y jamás se apagará. Nos hacemos compañeros de la dificultad para seguir viendo lo natural como lejano y, con la excusa del esfuerzo, creernos libres por habernos trabajado más que el de al lado. Las ataduras de los conceptos nos poseen, nos encadenan: ¿me perdono? ¿me doy permiso? ¿me das permiso? ¿me caso conmigo? ¿me propongo ser adulto? Hacedlo como queráis, como más os guste, estáis destinados a Ser lo que ya sois, eso sí, con plena libertad y consciencia.
En ese lugar perdido tras el horizonte son los niños (cuando se les deja ser niños) los que tienen mayor capacidad de ver la realidad que a nosotros se nos difumina tras ese horizonte ignorante. Y, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones pretendemos darles lecciones de una vida que desconocemos casi por completo. Ellos ven más allá, aprendamos de nuestros niños. Los animales ven más allá, aprendamos de nuestros animales. Todos ellos sienten la verdad y la viven sin más, hasta que se les enseña que la verdad es mentira.
Un día nosotros seremos esos niños y entonces veremos llegar a nuestra aldea nuevos hombres con corazones de luz amando a plena potencia. Esa potencia reverberará en nosotros, hará que ese horizonte ignorante que nos tenía tan apagados desaparezca por completo. Todo será luz y la única oscuridad que existirá en nuestro mundo será la de la noche acogedora que nos abrace con su manto de estrellas.
Magnifico Juan sencillamente magnifico, la claridad y la sencillez de tus palabras en un bello lenguaje lleno de sensibilidad, siempre me sorprendes. Gracias
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