La realidad es otra cosa.
No necesita disfraces.
No necesita historias.
La vida simplemente aflora.
Se apagan los deseos,
la insatisfacción estorba.
Todo se vuelve momento,
sin pasado ni memoria.
El decorado es un juego,
ni perturba ni zozobra.
El instante es el dueño,
eres tú, es ahora.
La paz envuelve tu reino,
donde los súbditos sobran.
Todos somos reyes,
plenos, presentes, sin corona.
La maestría del existir
nos llena de gloria.
Viajemos a los cielos.
La tierra nos honra.
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