No quiero vacunas,
no quiero remedios,
para esta situación.
Si estoy enfermo,
eso, quiero decidirlo yo.
No me valen las distancias,
las voces de alarma,
o el miedo como solución.
Me abrazo a cada momento.
Me toco por todas partes.
Me paro a jugar con Dios.
Cada persona que aparece
es extensión de mi corazón.
Recibo en mi casa al mundo,
a seres de distinta condición,
y el contagio se propaga,
con confianza y sin temor.
Los síntomas son comunes,
alegría y buen humor.
Es un virus perfecto.
Es el virus del Amor.
Precioso gracias bs
ResponderEliminarGracias!!!!
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