Incluso a la hora de jugar
nos lo tomamos tan en serio
que en vez de disfrutar
metemos aparatos por medio.
Con la excusa del placer
el artefacto es el dueño,
y donde antes había piel,
ahora todo es invento.
La atracción artificial
nos invade por completo,
apagándonos lo real,
condenándonos a lo incierto.
Es un saber ignorante
que llena los pensamientos,
haciéndote ver lo que no es,
volviéndote totalmente ciego.
Debemos de una vez despertar,
salir de la ilusión de estar muerto,
para aprender a vivir de verdad,
liberándonos del sueño.
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