Estas aquí.
Conmigo.
Siempre.
Aunque la cortina
de mi ignorancia
no me deje verte,
a veces,
se vuelve transparente,
y puedo vislumbrar
tu Presencia omnisciente.
La cortina sigue ahí,
sujeta por los hilos
de mis hábitos inconscientes,
pero Tú siempre estás,
esperándome paciente.
Nunca te fuiste.
Nunca te has ido,
junto a mí permaneces.
Te vea yo o no,
no dejas de quererme.
Tu amor va directo
a mi corazón durmiente.
Entonces, creo despertar,
ser capaz de conocerte,
pero las tinieblas vuelven.
Algo en mí lo sabe ya,
puedo ver la sombra disolverse.
Se acabó la oscuridad,
tu luz, de nuevo, me envuelve.
En ti desaparecí.
Mi yo se disuelve.
Vaya donde vaya,
no puedo dejar de verte.