domingo, 10 de julio de 2022

El Disfraz

Es un disfraz,
este que llevo puesto,
al que sinceramente aprecio.
Puede ser grande o más bien pequeño,
según sea el momento. 
Pero la cosa está clara, 
para este baile 
en el que todos estamos inmersos, 
se ajusta como un guante 
al propósito que yo pretendo.
Puedo pensar que no me gusta,
o quizás que no sea el correcto,
pero si no sé a dónde voy
¿a qué vienen tantos complejos? 
En esta inmensa obra
el Creador nos ha dado un puesto
y nosotros, pobres imberbes, 
queremos discutirle lo que está hecho. 
El camino está en aceptar
que tu disfraz es perfecto, 
que a través de él
podrás llegar a lo auténtico.
Mientras sigas enredado 
en si tus colores van a juego, 
no estarás jugando, 
seguirás hundido en el tormento. 
En el tormento de no saber 
que estás disfrazado por completo. 
Si no amas tu disfraz, 
¿Cómo podrás quitártelo llegado el momento? 
Será la camisa de fuerza de un loco
que se cree su propio cuento. 
Enredado en la forma, en el detalle, 
en el juicio eterno, 
no podrás ver más allá de tus conceptos. 
Y continuaras perdido, 
vagando por una fiesta sin festejo.
No obstante, el Creador está aquí, 
dando a tu consciencia alimento, 
su mano misericordiosa está siempre tendida, 
para mostrarte la verdad, 
para quitarte el disfraz de golpe,
si estás preparado para el reto,  
dándote oportunidad de conocerte,
sin trajes ni remiendos.
Lo que tú eres 
no puede ocultarlo ningún entretenimiento. 
Y cuando, por fin, salgas de la obra 
y veas si has cumplido el guion propuesto, 
lo sabrás, sabrás que el Creador y tú sois Uno.
Y entonces, el disfraz, habrá muerto.