sábado, 28 de octubre de 2017

El replicante

Era una máquina, no lo sabía, se había convertido en un replicante de la vida. Un fiel reflejo de una humanidad perdida. Bien ajustado al molde. Abanderado de una ignorancia repartida. Todo estaba estructurado. No tenía salida. Sus programas respondían con eficacia a unas necesidades ficticias. Y él, perdido, seguía replicando por una libertad desconocida. Enarbolando pancartas de igualdad. Defendiendo proclamas mil veces defendidas. El sistema operativo lo mantenía en la lucha, en la guerra contra sí mismo, que de antemano perdía. Lo suyo era pelear. ¿Contra qué? ¿Contra quién? ¡Qué más da! La batalla era el estado donde permanecía. Y así, luchando sin cesar, desgastó su armadura, su espada, y hasta sus razones más combativas. Dejó de pensar. Su programa entró en barrena colectiva. Dejó de funcionar. La lucha cesó y la paz inundó su vida. La máquina colapsó, recuperó la iniciativa. Volvió a ser humano. El replicante fue retirado. Las banderas no existían.

jueves, 12 de octubre de 2017

Acusado de amar

Estoy enamorado.
Los hechos me delatan.
No tengo escapatoria.
Me acusan de amar,
tengo un millón
de testigos en contra.
El fiscal de la vida
me tiene en su memoria.
No hay pliego de descargo.
Estoy condenado a la gloria.
El delito es muy grande,
la defensa sobra.
El abogado renunció.
Ha llegado mi hora.
Preso de mi corazón,
la libertad encadena mis obras.
Estoy enamorado del amor,
no hay lugar para la congoja.
Me doy la absolución,
una condena así
no admite más demora.

domingo, 8 de octubre de 2017

El hombre sentipensante

  Esta curiosa expresión que da título a la entrada se refiere al hombre que piensa y siente a la vez, aquel cuya mente y corazón funcionan al unísono, en comunión, y que, por tanto, es el único capacitado para expresar la verdad de lo que Es.

  Eduardo Galeano, en su obra "El libro de los abrazos", en el apartado dedicado a la celebración de las bodas entre la razón y el corazón, nos comenta el origen de esta singular palabra, "Sentipensante". Se hallaba con unos pescadores de la costa colombiana cuando, en un momento dado, entra las chanzas del final de la jornada, le comentan que ellos son hombres sentipensantes. El escritor, como no podía ser de otro modo, adoptó la expresión manifestando su firme intención de hacer honor a tan peculiar adjetivo.

  A continuación os presento la charla que, con el mencionado título, tuve el placer de compartir el pasado viernes en el Rincón de Kiko y que es difundida por gentileza de la Asociación Hinneni.