sábado, 25 de julio de 2015

Tiempo



Un tiempo que es expresión de la degeneración de lo físico, manteniéndote atado a los latidos del olvido que marcan el ritmo de tu memoria perdida.
 
Un tiempo que te utiliza como medida de una vida imposible, donde la prisa es la dueña de tus momentos.
 
Un tiempo de reloj artificial, que con el tic-tac de la inconsciencia te aleja a cada minuto de tu verdadera naturaleza.
 
Un tiempo de compromisos y artificios, que llenan tu agenda de datos manteniéndote vacío.
 
Un tiempo que devora tu hambre de descubrimiento, inundando de  ceguera unos ojos que jamás se dan la oportunidad de ver lo que nunca han visto.
 
Un tiempo que te dice lo que eres, sin saber nada de ti, para arrastrarte a la creencia de una esclavitud plenamente aceptada.
 
Un tiempo que vive en tus silencios, en tus murmullos y en tus palabras, incapaz de acompañarse a sí mismo para que sientas la soledad como una desgracia que no tiene disfrute.
 
Un tiempo que apaga tus momentos más luminosos, llevándote a la noche de lo controlado, donde la masa se desenvuelve.
 
Un tiempo sin tiempo, lleno de tiempos muertos donde la presencia de lo invisible es continuamente ignorada.
 
Un tiempo guerrero, que te pide lucha constante llenándote de conflictos imaginarios que pueblan tus pensamientos para que no seas consciente de tu camino.
 
Un tiempo de sueños, de ilusiones, de rezos y maldiciones.
 
Un tiempo... que no existe.