viernes, 29 de junio de 2018

Soy el que soy

  En un momento único del infinito no manifestado la consciencia surgió. Entonces se decidió la existencia y lo manifestado comenzó su camino experiencial. La mente universal creadora emitió pensamientos de autorecreación para percibirse a sí misma y de ese movimiento surgió la vibración. Lo que antes era un vacío de totalidad se hizo luz vibrando. Esto es lo que en las escrituras se conoce como el Verbo, la vibración primigenia. De esta luz expandida y vibrante un abanico de colores existenciales tomo el relevo. Un arco iris de dimensiones empezó a manifestarse acorde a los estratos vibratorios correspondientes. Y así, en el ritmo pausado de la danza divina el Ser supremo se volcaba sobre sí para vivirse en todo su esplendor. La obra estaba preparada. El decorado estaba listo. Y la protagonista, ansiosa por salir a escena, no cabía en sí de gozo. La densificación de luz originaria provocó su alumbramiento. Era un nacimiento muy esperado, el culmen de la creación, de todo lo creado, la Materia había llegado. Así vibrando y vibrando cada vez con más densidad lo físico se hizo totalmente presente. Mundos, Universos, Galaxias, Planetas, todos unidos; pues la Esencia raíz residía en lo profundo de cada uno de sus orígenes. Y, el último paso, fue inventar la "individualidad". Desde aquí, desde este pequeño yo que nos habita plasmó el creador una supuesta división que, por supuesto, era falsa. Y gozoso continuo experienciandose hasta sus confines más remotos, porque sabía que incluso allí, donde nosotros nos hallamos en la creencia de que somos lo que no somos, seres independientes y separados, su Eternidad sería reconocida con la llave maestra del Amor como pegamento universal.

viernes, 15 de junio de 2018

El poeta

El poeta es un caminante del cielo
que va dejando flores de soledad
en las ventanas del recuerdo.

El poeta es un bribón vestido de romántico
que te susurra palabras bellas al oído
para conquistar tu corazón.

El poeta es un humorista sin chiste
que te hace reír a carcajadas
con la sonrisa del amor como acompañante.

El poeta es un niño de mirada inocente
que ve todo con nuevos ojos
para contarte la vida a lo grande.

El poeta es un revolucionario sin bandera
que rompe todas las fronteras
con la fuerza de su palabra.

El poeta es un rebelde sin causa
que tiene como destino el mundo
y como instrumento la eternidad.

El poeta es una fiebre pasajera
que ataca a tus sentidos
renovando tus pensamientos
para que abandones la razón.

El poeta es un arañazo en tu espalda,
una caricia en tu mejilla,
un beso en tus labios.

El poeta soy yo.



miércoles, 13 de junio de 2018

Sin nombre

En el paseo marítimo de la tranquilidad,
golpeado por olas de silencio
que gritan tu nombre a cada momento,
recojo los pedazos de un corazón maltratado
por los vientos de tu ausencia.

No tengo valor
para negar la evidencia.
Hay claros indicios de un delito de amor,
cometido al margen de la ley,
por la responsabilidad de unos actos
carentes de sentido.

Pero, ¿acaso tiene sentido el Amor?

Me convierto en un paria social
cuando, huyendo de la dictadura de la costumbre,
fabrico mis propios sentimientos
sin regla alguna que pueda encerrarlos.

Y, aun así, apartado a veces, solo,
encuentro la paz del universo
en unos labios que pronuncian
mis más profundos secretos.
Descubro la inmensidad de tu presencia
en el fulgor de una mirada.

Sigo caminando para descubrir,
a cada paso, que el jardín de mis sueños
florece sin medida,
regado por las lágrimas de felicidad
de ese Amor que nos aguarda.

Por ello, hermano, hermana, compañero de viaje,
acompáñame, que yo te acompañaré a ti con gusto.
Y juntos, descubriremos el Amor,
transformaremos la realidad,
recorreremos los senderos más profundos del alma.

Para, finalmente, fundirnos con el infinito,
donde el mar no tiene olas,
donde el viento no sopla ausencias,
donde tu nombre y el mío
son el mismo.

miércoles, 6 de junio de 2018

El traje perfecto

Estaba en su mejor perchero.
Siempre lo llevaba puesto,
pegado al cuerpo.
Ajustado como un guante,
desde los pies al cuello.
Bien protegido, cubierto,
sin espacio al desacuerdo.
Su textura era de fina gama,
llena de reconocimientos,
allá por donde iba
era el traje perfecto.
Un diseño magnífico
para todo tipo de tiempos,
la equivocación no existía,
el error...un cuento.
Entre vítores y alabanzas
se sentía el rey del momento,
pero cuando quiso llegar a casa
y colgar el traje de nuevo,
no había nada debajo,
estaba muerto.