El maestro pronunció una breve charla sobre sus experiencias con la humanidad. Hablaba de las virtudes de la humanidad como espejo.
Para sanar profundamente es necesario "reconoSERse". Disponer de un espejo humano en el que mirarse. Los espejos te devuelven una imagen sin falsearla. Somos nosotros con nuestras interpretaciones quienes deformamos lo que vemos al mirarnos.
El espejo HUMANO necesita de gente, de mucha gente. Gente dispuesta a mostrarse para que te veas. Será en uno de sus reflejos que reconocerás tu propia interioridad. Tus heridas se dan la mano de otras heridas de otras personas, y pierden la exclusividad, el lamento del dolor.
En el espejo humano, las heridas conectan con su origen y son menos hirientes. Permiten su tránsito hacia otros estados. Desde el silencio que nos guarda y recrea, si permitimos al espejo humano que nos hable, todo se asienta para comenzar su propia maduración. Es el comienzo de la transformación de la propia mirada.
El espejo humano com-parte sin partirse. Une sin forzar. Te adentra sin separarse del exterior. Te vincula con todo desde una esencia que ama la vida y cada experiencia que se presenta.
Gracias por ser reflejo del espejo de esta humanidad que me ayuda a "reconoSERme".
Autor: José Antonio Segovia.
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