tener a mano una mujer desnuda.
Para apagar de noche
tus llamas de locura,
para abrir la puerta de la ternura,
para excavar sentimientos
en la cueva de la desmesura.
Para acercar posiciones en la espesura,
para hacer diabluras,
para ensayar la postura,
para ser amado por la amada,
sin mesura.
Siempre viene bien
tener una mujer desnuda,
por ti, por ella, por ambos,
por cordura.
Y acabar desnudo,
en el jardín de su hermosura.
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