viernes, 14 de septiembre de 2018

El país Integridad

  En la comarca de la verdad existía un país que destacaba por encima de todos los demás. Este país se llamaba Integridad y los pobladores del mismo eran conocidos como "los íntegros". En este renombrado país las divisiones no existían por ninguna parte. No había fronteras que lo delimitaran, por tanto, en cualquier momento podías convertirte, aún sin saberlo del todo, en habitante del mismo, y ser por lo tanto un íntegro. No existían clases sociales, no existían partidos políticos, no existía el dinero, todo en este país hablaba de su sencillez, de su comprensión, de su amabilidad, de su hospitalidad. Las necesidades estaban mas que cubiertas pues al no existir la mentira (desaparecida hace mucho tiempo de esta comarca) las dobles intenciones, las falsedades. las hipocresías, no tenían razón de ser, y simplemente no existían. Cada habitante aprendía desde pequeño que la mejor forma de aportarse a sí mismo y a la comunidad era realizando aquella labor que le fuera satisfactoria y para la que estuviera dotado. De este modo cada uno era feliz en el ejercicio de compartir, de ofrecer lo que llevaba dentro a los demás. La abundancia se atisbaba en todos y cada uno de los rincones de este amado lugar. La competitividad ni siquiera existía ya como palabra en las actas fundacionales de la comarca de la verdad, y la unión, era tal, que el lenguaje hablado y escrito se utilizaba tan sólo como deleite y expresión de creatividad, pues, en lo que a comunicación se refiere, la fusión con el otro favorecía que el sentimiento que salía de los corazones de todos fuera el acto comunicador por excelencia. El amor y el respeto eran tales que tan sólo una mirada bastaba para decirlo todo.

  En el país de Integridad los animales y las plantas eran numerosos y vivían en plena comunión con los humanos. Con ellos también habían desaparecido las barreras comunicativas de antaño y ejercían como un importante eje sustentador de ese equilibrio que se había establecido en todos los ámbitos de desarrollo del país. En cuanto al transporte, ya no era necesario. Debido a la propia evolución de los habitantes en su autoconocimiento habían desarrollado la capacidad de situarse, allí donde desearan hacerlo, porque, como dije anteriormente, los límites no existían en el país de Integridad. La música, las danzas, las artes..., eran componentes esenciales en la vida diaria, ya que las expresiones de creatividad, además de transmitir la belleza del corazón humano, eran infinitas e instantáneas. Por otro lado, no existía el tiempo de reloj. Todo se regía por los ciclos naturales en un eterno presente donde los ritmos de la tierra estaban totalmente coordinados, enlazados y armonizados con todo ser viviente.

  Y finalmente, deciros que el deporte nacional era jugar. Todo el mundo estuviera donde estuviera e hiciera lo que hiciera estaba jugando y divirtiéndose, pues la vida entera era un juego para ellos. Eso sí, los verdaderos maestros en ese arte han sido y siempre serán: los niños.

¿Queréis jugar conmigo?

2 comentarios:

  1. Maravilloso!!!!, me encanta ese país y me gustaria jugar contigo.y me encanta esa pluma tuya que te nace del corazón. Un fuerte abrazo

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