Paseo por un barrio desangelado.
Los columpios de los parques
están vacíos de empujones.
Los gritos de las madres
llenos de nada.
Los niños se han marchado.
Han cogido el tren a ninguna parte.
Han aprendido el lenguaje de la distancia.
Y las calles, vacías, te llaman.
Te dicen lo que quieres oír
sin pronunciar palabra.
Es un barrio de silencio,
donde nadie habla,
porque aunque quieran hablar
tienen la boca tapada
por la máscara de la ignorancia.
Y al final llega la verdad
a decírtelo a la cara:
que lo que ves fuera
lo llevas en tu alma.
Que tu corazón te habla,
a cada paso, en cada página,
para que digas en silencio
lo que no se puede decir con palabras.
Gracias.
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