Pasa un instante,
pasan los deseos de puntillas
con zapatos de tacón,
otras veces, no pasan,
son como plomo pesado
fundido bajo pies de cartón.
Pasa sin saber quién es
el aire de importancia
encogido de hombros,
molesto y harapiento,
como desnudo,
por un viento de verdad.
Pasa sin dejar huella
por el puente de tu nariz
una intuición,
una punzada del corazón,
un aire que va y viene
respirando sin olor.
Pasa
entre caricias,
a lomos de tus intenciones,
bajo el camino sin asfalto;
pasa lo que está llamado
a ser un instante,
aunque parezca eterno.
Autor: José Antonio Segovia
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