Intensidad

Nuestra intensidad

no nos deja existir.

Queremos amarnos,

sin límites, sin fin,

pero no estamos preparados

para el frenesí.

Mejor será apagarnos,

como la vela

que por el viento

huye de su candil.

Es tan intenso nuestro fuego

que ardemos por dentro,

en secreto, sin saber qué decir.

No sé si apagarme por completo

o buscar una llama más sutil.

Quiero seguir ardiendo contigo,

que la intensidad

nos deje vivir.

Y sigo encontrando motivos,

regreso a las ascuas de ti.

Arder a voluntad es mi deseo,

que la llama que nunca se apaga

me enseñe su devenir.

Así sabré de su tamaño,

del fuego que me haya de consumir,

y la intensidad,

que antes me torturaba,

será ahora mi adalid.