La sombra me invade
y yo me retuerzo,
perdido en apagones,
inconsciente de mi sueño.
La sombra me invade,
me deja sin aliento,
derrotado en la batalla
sin estar despierto.
Y caigo al pozo,
oscuro y negro.
Un pozo sin fondo
que me deja seco.
Sediento muero
y vivo al mismo tiempo.
No sé donde estoy,
ni puedo saberlo.
La sombra me invade
conquistando aspavientos.
Me deja vencido,
rendido, desecho.
Se acabaron mis luchas,
por fuera y por dentro,
o abrazo mis sombras,
o lo dejo.
La sombra me invade
y yo me entrego,
a la muerte, a la vida,
al infinito entero.
La sombra me invade
rindiéndome por completo,
viviendo el Ahora,
aunque sea negro.