sábado, 26 de septiembre de 2015

Enfermos de Enfado

  La plaga más extendida es aquella que a tu cabeza motiva, que inunda tu mente de diatribas que no tienen salida, que busca los porqués de preguntas sin vida, montando un circo lleno de ceremonias, donde el espectáculo no termina. Te retuerces y quejas por lo que tu querer querría, para descubrir más tarde que el enfado es tu guía. Pretendes limitar la existencia, que se meta en tus vías, vías de creencias arraigadas por la fuerza, la fuerza de la costumbre que el tiempo vuelve intensa. Luchas y defiendes argumentos con vehemencia, estás enfermo, y no te das cuenta. Te olvidas de la magia que hace a la vida completa. ¿Dónde vas con tapujos, con límites y con exigencias? Es hora de enfadarse, y lo demás no cuenta. Pero, ¿Cómo mantener esta amalgama de sentencias? ¿Cómo escapar de un Ego que te amarra con sus vueltas? El enfado has de trascender, con decisión y firmeza. La coherencia y el saber serán las llaves de tu puerta. No te las dejes olvidadas, recuerda. "En Fa darse", la misma palabra te lo muestra. Sube tu vibración hacia la cuarta de la Tierra, y date sin condición, entrégate a tu excelencia. Descubrirás que en el Amor no existe enfermedad que no sea perfecta. 

sábado, 19 de septiembre de 2015

Voluntariamente Esclavo

  Curiosamente uno de los términos que utiliza la RAE para definir la palabra "esclavo" es el siguiente:
"Trabajar mucho y estar siempre aplicado a cuidar de su casa y hacienda, o a cumplir con las obligaciones de su empleo".
¿Os suena? ¿Sois esclavos? ¿Cuántos seres humanos son esclavos en este siglo XXI en el que nos movemos?
Si nos remitimos a la antigüedad hay dos grandes referentes para todos en lo que se refiere al reconocimiento de la existencia de la esclavitud en una situación dada. El primero de ellos sería el Éxodo, en el Antiguo Testamento, cuando Moisés guio al pueblo de Israel a las puertas de su ansiada libertad. El segundo gran referente, es el relativo a la esclavitud de la raza negra en el sur de Estados Unidos, que fue uno de los supuestos desencadenantes de la guerra de Secesión. En estos dos puntos históricos hay un claro determinante que los diferencia, dejando aparte las variadas circunstancias exteriores de cada uno, de la esclavitud en la que nos vemos inmersos en el mundo de nuestros días, y ese determinante es el siguiente: "La consciencia de ser esclavo". Los colectivos históricos mencionados, amén de muchos más ocurridos a lo largo y ancho de nuestra existencia terrena, tenían una vivencia clara de su situación de sometimiento y eso les daba una gran ocasión para trascenderla, como de hecho ocurrió en cada caso con el pasar del tiempo. Ese reconocimiento les dio la luz que necesitaban para iluminar su camino en pos de una igualdad que era la que realmente demandaban sus corazones.
 
  En cambio, aquí y ahora, eso no se da. Aún la mayoría de la humanidad no tiene consciencia en absoluto de que no vive, sobrevive. De que es esclava voluntaria de sí misma, cegada por una monotonía arrolladoramente dispersa que llena las mentes de datos y contenidos disuasorios que alimentan una y otra vez, cual bola de nieve que cae por la ladera, ese desconocimiento, esa ignorancia, de lo que verdaderamente Es. ¿Te has preguntado alguna vez a ti mismo si al menos eres un "esclavo consciente"? Porque si así fuera, sería la señal de que estás en la oportunidad, como ya hicieron nuestros ancestros, de liberarte. Esta vez estarías en puertas de dejar atrás la mayor esclavitud que se ha vivido nunca, una esclavitud invisible, sutil, manipuladora, que se apodera de tu alma y la envuelve en el paquete dorado de lo superfluo, para hacerte creer que te está dando vida, cuando en realidad te está matando. Aprovechad vuestra oportunidad y sed pacientes con vosotros, porque, por mucho que nos empeñemos en no verlo, la Vida se expresa sin cesar a través de todo lo que existe, y siempre habrá infinitas opciones para que os sintáis vivos, en el momento adecuado.
  Para aquellos que, de algún modo, os reconozcáis muertos en vida, sabed que la muerte forma parte de la vida y que como tal, como hizo el Maestro Jesús, estáis capacitados para renacer de vuestras cenizas y empezar a Vivir. Resucitad hermanos a un mundo nuevo. El mundo de la consciencia plena, de la libertad y del Amor. Vosotros tenéis la llave de la puerta mágica de vuestro corazón que os llevará en volandas allá donde decidáis ir. De este modo, si decidid vivir, descubriréis que no habrá cadenas que os puedan atar nunca y que la esclavitud no existe, mas que dentro de uno mismo.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

En brazos del Ego

  Existe un pequeño yo que está junto a nosotros en el comienzo de nuestro tiempo. Ese pequeño yo, ahora demonizado, ahora convertido en el blanco perfecto de nuestra diana de culpabilidades, es, como no puede ser de otro modo, una parte nuestra, que, al igual que las demás, debemos amar. En sí mismo, y aunque muchos no lo crean así, es una expresión más de lo que somos, es una parte donde también está presente la totalidad de tu ser. Este pequeño yo es como la llave maestra necesaria para encajar las piezas de lo que llamamos personalidad. Es un instrumento divino creado para que podamos experimentar la individualidad que nos es propicia en esta dimensión de la materia en la que hemos elegido manifestarnos. La importancia de ese aporte egoico-individualista que nos regala el hecho de creernos únicos y diferentes separándonos de los demás, es tal que ni siquiera somos capaces de vislumbrarla.
 
  Imaginaos que sois una esfera que no sabe que es una esfera. Sin embargo os halláis inmersos en la experiencia de creeros un punto de la misma, de tal modo que pensáis que no existe otro punto igual a vosotros, pero la esfera, es decir, lo que sois en realidad, está formada por infinitos puntos que, al igual que vosotros, se creen únicos, diferentes y separados de los demás, cuando eso es algo virtualmente imposible. Esta primera fase de consciencia de unicidad-separación es la que pasamos todos cuando nuestro pequeño yo hace su amoroso trabajo y nos acompaña hasta casi invadirnos por completo. Posteriormente, a medida que nuestra evolución consciencial nos capacita para ello, nos vamos haciendo conscientes de la Unidad que somos, la esfera, y de que no existe nada que esté separado de nosotros.
 
  Lo que ocurre es que aún una amplia mayoría de la humanidad se encuentra inmersa en esa primera fase y, por tanto, aunque el pequeño yo ya hizo su labor forjando nuestra personalidad para que vivenciaramos una individualidad que no existe, el ser humano se escondió. Se resistió a reconocerse a sí mismo y usando el Ego de parapeto se convirtió en personaje (invadido de personalidad) perdiendo así la autenticidad de estar vivo. Aun así, la llama de la vida está presente en todos y cada uno debajo de esa armadura dorada llamada apariencia, y, por mucho que nos empeñemos en lo contrario, por muy grueso que sea el armazón de nuestros miedos, un día se retirará. Y nuestro pequeño yo, nuestro ego, sintiéndose amado y reconocido por la inmensidad del Ser al que pertenece, desaparecerá, pues habremos dejado de ser punto, para ser esfera.