La puerta de tu mirada
permanece cerrada,
bajo las siete llaves
que me faltan.
Por mucho que lo intento
la cerradura está bloqueada,
no dispongo de elementos
para acceder a tu morada.
Una firme nebulosa
oscurece el firmamento de tu cara.
Aunque yo de mil vueltas
y entretenga tus parpados de amada,
sigo perdiendo el tiempo,
encontrando tu puerta cerrada.
Mas mi corazón no se rinde,
sabe que eres su joya más preciada,
y llegará el día
en que sepa de verdad mirarte,
amada mía.
Tu mirada será mi mirada,
y la puerta que antes no abría,
ahora nunca estará cerrada.