No existen renglones torcidos
en el cuaderno del Amado,
pues aquella que sostiene la pluma
es la mano del hacedor.
Escucha el lenguaje del Amor
en los latidos de tu pecho,
siguiendo el compás de tu alma
encontrarás tu papel en el guion.
Tu mente querrá llevar la manija,
cambiar la escena que Dios te otorgó,
entrégate a la película del destino,
él sabe tu lugar exacto, tú no.
Cuando aprendas a escribir tus versos
con la tinta del infinito creador,
serás uno con el mundo,
desaparecerá la aparente ilusión.
Y tus renglones serán siempre rectos,
cumplirás fielmente tu guion,
porque cada palabra que escribas
será la palabra del Señor.