de este páramo inerte
que es la vida inconsciente.
Me caducó el salvoconducto
para caminar libremente
entre fronteras inexistentes.
El cambio es mi renovación,
no permanecer ausente
sino vivazmente presente.
No hay moneda que compre
la sabiduría de un corazón sintiente,
no hay precio para valorar lo evidente.
Son magos dormidos
los que acompañan sin sentido,
enfermos de ignorancia permanente.
La cura soy yo, eres tú,
el Amor que está en todo lo existente,
no pierdas la oportunidad de conocerte.
Cuando lo hagas no habrá frontera,
no habrá permisos,
nada podrá detenerte.
Andarás la realidad real,
donde todo está unido eternamente,
y vivirás, de verdad para siempre.