Como novedad os incluyo el booktrailer realizado por @ediciones ende de mi libro "Palabras de Silencio". Además ya está disponible para su adquisición vía internet. En el lateral derecho de este blog, clickeando sobre la imagen del libro, lo tendréis a vuestra disposición. No obstante, y como ya os señalé en una entrada anterior, también lo podéis adquirir en el Rincón de Kiko, en calle San José 21, en Sevilla; y en Librería Loan, en calle Afán de Rivera nº 245. Como último recurso, si sois de otra ciudad de España y estáis interesados en adquirirlo personalmente, en mi email os podré dar información al respecto juansanacion@gmail.com
viernes, 25 de mayo de 2018
miércoles, 23 de mayo de 2018
El café del silencio
El pasado lunes 7 de Mayo tuve el placer de estar en el programa "El Rincón del Alma", de mi amiga Eli, junto a Rafael Bascón en el apartado que se dedica al café con motivo de la presentación de mi nuevo libro "Palabras de Silencio". El evento se desarrolló en el Rincón de Kiko y las cámaras de Mindalia tv estuvieron allí para transmitir el acontecimiento. Os adjunto el video del mismo en el que a partir del minuto 31:30 se desarrolla la entrevista.
jueves, 17 de mayo de 2018
Palabras de Silencio
El pasado viernes día 11 tuvo lugar la presentación de mi nuevo libro "Palabras de Silencio", en el Rincón de Kiko, en Sevilla. Fue un acto lleno de emotividad y amor desde el principio hasta el fin. Tanto por la introducción tremendamente cariñosa y llena de contenido que hizo mi querido amigo Rafael Bascón (uno de los prologuistas), como por la energía que me transmitisteis todos los asistentes. Mil gracias.
El libro lo podéis adquirir, de momento, en el propio Rincón de Kiko, en calle San José 21, en Sevilla; y en la Librería Loan, en calle Afán de Rivera nº 245, de la misma ciudad. En breve estará disponible en la página web de ediciones ende ( https://www.ediciones-ende.com/), y como último recurso podéis solicitármelo vía email a juansanacion@gmail.com.
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viernes, 11 de mayo de 2018
I don´t believe
Este mundo es un carnaval donde todos caminamos disfrazados. Pueden existir muchos disfraces, de variados coloridos y amplios ropajes, pero al final, si se mira auténticamente, sólo llevamos un traje, el traje de la creencia. Con este disfraz nos identificamos, a través de él nos mostramos, nos relacionamos, diciéndonos lo que sí, lo que no, lo que es bueno, malo, lo que hay que hacer en esta vida para sentirse mejor, para ser un triunfador. El espectáculo público está garantizado en el programa del buen ciudadano. Con una sarta de mentiras te tienen anestesiado y tú, que no ves más allá, debajo de tu traje sigues atrapado.
También puedes optar por darle la vuelta y ponértelo del revés, pero sigue siendo tu disfraz de borrego amaestrado. Creerás ir a la contra, con la medalla de rebelde en tu pecho de soldado, luchando contra un sistema que sin querer estás alimentando. En un conflicto siempre hay dos bandos y si te sitúas en uno al otro estarás llamando. Es tu opción, respetable pero en vano. La lucha nunca acabará porque tu disfraz es un combustible demasiado caro.
Al final aceptarás, comprenderás que la vida es un bálsamo, y que si te entregas a su bienestar la felicidad te estará esperando. Te dedicarás a construir con el material del amor que te llenará por todos lados. Y cuando te mires en el espejo de los demás verás que el disfraz en el perchero del olvido quedó colgado. Iras desnudo, sin nada que ocultar, sin creencias, sin dogmatismos, sin parafernalias ni aditamentos extraños. Todo sencillo, gozoso, en paz. Tu mundo será lo Real. Y aunque a tu alrededor el carnaval te quiera seguir disfrazando, ya no existirá disfraz, pues tu corazón habrá tomado el mando.
martes, 1 de mayo de 2018
Al que fue crucificado
Mi espíritu se dirige al tuyo, querido hermano.
No te inquietes porque muchos de los que pronuncian tu nombre no te entiendan.
Yo no pronuncio tu nombre, pero te entiendo.
Te señalo con alegría, oh, camarada, y te saludo, y saludo a cuantos han estado y están contigo, y también a los que vendrán, para que todos trabajemos juntos y transmitamos la misma carga y la misma herencia,
nosotros, pocos e iguales, indiferentes a los territorios, indiferentes a las épocas,
nosotros, que abarcamos todos los continentes, todas las castas, que permitimos todas las teologías,
compasivos, perceptivos, vínculo de los hombres,
caminamos en silencio entre disputas y afirmaciones, pero no rechazamos a los que disputan, ni nada de lo afirmado;
oímos el griterío, el estruendo; nos llegan de todas partes las discordias, las rivalidades, las recriminaciones:
se echan perentoriamente sobre nosotros y nos acorralan, camarada,
pero nos desasimos, y recorremos, en libertad, todos los caminos de la tierra, en todas las direcciones, hasta inscribir nuestra marca imborrable en el tiempo, en las diversas épocas, hasta saturar el tiempo y las épocas, para que los hombres y mujeres de las razas y edades futuras sean hermanos y amantes, como lo somos nosotros.
No te inquietes porque muchos de los que pronuncian tu nombre no te entiendan.
Yo no pronuncio tu nombre, pero te entiendo.
Te señalo con alegría, oh, camarada, y te saludo, y saludo a cuantos han estado y están contigo, y también a los que vendrán, para que todos trabajemos juntos y transmitamos la misma carga y la misma herencia,
nosotros, pocos e iguales, indiferentes a los territorios, indiferentes a las épocas,
nosotros, que abarcamos todos los continentes, todas las castas, que permitimos todas las teologías,
compasivos, perceptivos, vínculo de los hombres,
caminamos en silencio entre disputas y afirmaciones, pero no rechazamos a los que disputan, ni nada de lo afirmado;
oímos el griterío, el estruendo; nos llegan de todas partes las discordias, las rivalidades, las recriminaciones:
se echan perentoriamente sobre nosotros y nos acorralan, camarada,
pero nos desasimos, y recorremos, en libertad, todos los caminos de la tierra, en todas las direcciones, hasta inscribir nuestra marca imborrable en el tiempo, en las diversas épocas, hasta saturar el tiempo y las épocas, para que los hombres y mujeres de las razas y edades futuras sean hermanos y amantes, como lo somos nosotros.
(Walt Whitman. Riachuelos de otoño, de su libro Hojas de Hierba.)
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