jueves, 14 de noviembre de 2024

La pequeña ola

Una pequeña ola
se había quedado sola
en lo profundo del mar. 
Sus hermanas, las otras olas, 
habían abandonado el lugar. 
Ella, desesperada, 
no sabía dónde buscar. 
Al fondo todo era horizonte, 
la inmensidad del mar,
todo era agua, sin aparente final. 
La ola, en su ignorancia, 
no se daba cuenta de la verdad, 
que ella era agua, 
que ella era mar. 
Hipnotizada por las alturas
y las crestas de espuma
de su aparente navegar,
seguía buscando olas,
sin ver la realidad,
creía que estaba perdida
en medio del mar.
Angustiada pedía socorro,
una orilla en qué descansar,
pero rodeada de su agua
solo podía esperar.
Cambió entonces de estrategia,
decidió fundirse con el mar,
perderse en la infinita presencia
de su insondable profundidad.
De repente, encontró a sus hermanas,
las orillas y hasta la tempestad,
porque por mucho que se creyera ola,
siempre iba a ser mar.



viernes, 1 de noviembre de 2024

No puedo moverme

No puedo moverme sin ti,
Amado mío.
Te busco en los recovecos
de mis pensamientos silenciados
por el atisbo de tu Presencia.
Voy tras los pasos cautelosos
de las ideas sencillas
que intentan describirte.
Intento movilizar mi cuerpo
bajo las sutiles ordenes
de tu divino mandamiento.
Me nutro de tu palabra impronunciable,
hablada por las bocas calladas
que no pretenden decirme nada.
Viajo al interior de los corazones
sedientos del agua purificadora
del manantial de tu Fuente inagotable.
Me alumbro con la luz sanadora
del sol de tu bienaventuranza
sin que la sombra me perturbe.
Y aun así, después de todo,
sigo aquí, parado, viéndote venir,
porque como ya te dije antes,
no puedo moverme sin ti.