Las huellas de mis heridas
se perdieron en el abismo.
El molde de tus pisadas
me sirvió de cobijo.
Las lágrimas quedaron atrás
bajo el paraguas del olvido.
Ahora todo es avanzar
con consciencia y sin remilgos.
La distancia no tiene final
pues mi Ser es infinito.
Allí donde deba estar
me hallaré pleno en servicio.
Oyendo a tu corazón cantar
abrazado junto al mío.
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