No tengo conocimiento,
me lo dejé en el encierro.
Cuando salí libre
y me quité el traje de preso
me quedé vacío por dentro.
Dejé atrás lo sabido,
teorías y conceptos,
y supe sin saber nada
del todo y de su silencio.
Aprendí que estaba completo,
que yo era el universo,
las estrellas me acompañaron
en un viaje sin trayecto.
Recordé que era eterno,
que mis límites eran inventos,
y seguí caminando sin andar
con el gozo de compañero,
para mostrar a los demás
el Dios que llevaban puesto.
Y aunque volví a la prisión,
para poder hablarle a los presos,
yo era eternamente libre,
compartía no sabiendo.
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