La brisa de tu recuerdo
me acaricia cada mañana,
dándome los "buenos días"
al despuntar el alba.
No sé si son tus ojos
los que disfrazan mi mirada,
sólo sé que yo te veo
tras cortinas de esperanza.
Lo vacío se vuelve lleno
cuando tu presencia me atrapa,
te muestro todos mis silencios
sin que tú me digas nada.
Es un gran vivir que siento
si tu pasión me arrebata,
estás en todos mis cuerpos
y en todas mis alabanzas.
Ya no puedo perderme,
si tú siempre me acompañas,
y aunque a veces no me recuerde
desde mi olvido me amas.
No queda más que amarte,
callarme cuando me hablas,
porque estás aquí conmigo
en el fondo de mi ignorancia.
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