Son las calles olvidadas
las que han perdido su nombre,
mientras los viandantes desmemoriados,
que no saben adónde van
ni de dónde han venido,
buscan entre los adoquines palabras ocultas
que les den señales de su destino incierto.
El viento sopla levantando sílabas
que golpean en la cara por sorpresa,
como la lluvia rebelde de otoño,
pero nadie construye una frase.
Las palabras siguen escondidas
en el saco de la ignorancia,
y el conocimiento pierde oportunidades,
una tras otra se marchan de vacío,
porque las calles siguen sin nombre
y la identidad se ha perdido.
Tan cierto
ResponderEliminar¡HERMOSO!
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